Tom, Lucas, Max, Lía y Finn avanzaron con cautela hacia la montaña oscura que la brújula mágica les indicaba. El Reino de las Sombras seguía siendo inquietante, con su paisaje desolado y el cielo cubierto por nubes oscuras. El aire era denso y frío, como si el mismo mundo estuviera atrapado en una pesadilla eterna.
A medida que subían la montaña, Max comenzó a gruñir bajo y sus orejas se movían con alerta. Algo se acercaba. De repente, el viento comenzó a soplar con fuerza, y frente a ellos apareció una figura alta y encapuchada, cubierta por una capa oscura que parecía estar hecha de sombras mismas.
«Bienvenidos al Reino de las Sombras,» dijo la figura con una voz profunda y resonante. «He estado esperando su llegada.»
Lía, siempre lista para actuar, alzó su mano, haciendo que el viento se arremolinara a su alrededor. “¿Quién eres tú?”
La figura levantó una mano, y las sombras a su alrededor parecieron cobrar vida, girando y moviéndose con él. “Soy el Guardián Oscuro,” respondió. “El protector de este reino y sus secretos.”
Finn dio un paso adelante. “¿Protector? ¡Pero tú estás dejando que la oscuridad destruya este lugar!”
El Guardián Oscuro dejó escapar una risa baja y siniestra. “Este lugar ha estado en oscuridad desde hace siglos. No pueden salvar lo que ya está perdido. Pero ustedes… ustedes tienen algo que yo necesito.”
Tom, Lucas y Max intercambiaron miradas de preocupación. Sabían que no sería fácil enfrentarse a este ser. Max, sin perder tiempo, se adelantó, su collar de gemas brillando intensamente, como si intentara ahuyentar las sombras.
El Guardián Oscuro pareció darse cuenta del poder de Max y sus ojos brillaron con avaricia. “Las gemas… su poder sería perfecto para mí.”
Antes de que pudieran reaccionar, las sombras que rodeaban al Guardián Oscuro se lanzaron hacia ellos. Max, junto a Tom y Lucas, usaron el poder de las gemas para crear una barrera de luz, pero las sombras eran fuertes y parecían interminables.
“¡No podemos mantener esto por mucho tiempo!” gritó Lucas, luchando por mantenerse en pie mientras la barrera de luz empezaba a tambalearse.
Lía y Finn se unieron, usando sus poderes de viento y agua para intentar dispersar las sombras, pero era como luchar contra una tormenta que nunca terminaba.
“Tenemos que usar algo más que las gemas,” pensó Tom en voz alta, recordando nuevamente las palabras del Guardián del Lago Espejo. «La verdadera luz viene de sus corazones.»
Tom, mirando a Max y luego a sus amigos, supo lo que tenía que hacer. “¡Chicos, tenemos que unir nuestros corazones de nuevo! ¡Como lo hicimos antes!”
Max, comprendiendo de inmediato, se colocó en el centro, mientras Tom, Lucas, Lia y Finn lo rodearon. Tomaron sus manos, y juntos cerraron los ojos, concentrándose en la luz dentro de ellos, la luz de la amistad, el valor y la esperanza.
De repente, el collar de Max comenzó a brillar de nuevo, pero esta vez, no solo las gemas emitían luz. Todo su cuerpo empezó a iluminarse, y una onda de energía pura comenzó a extenderse desde él.
El Guardián Oscuro, al ver la intensidad de la luz, retrocedió, sus sombras temblando. “¡No! ¡Esto no es posible!”
Pero era demasiado tarde. La luz de Max, amplificada por los corazones de sus amigos, creció hasta formar una explosión de energía que iluminó todo el Reino de las Sombras. Las sombras que los rodeaban se desvanecieron como humo, y el Guardián Oscuro, incapaz de resistir la pureza de la luz, desapareció en el aire, dejando solo un eco de su risa siniestra.
Cuando todo se calmó, el Reino de las Sombras comenzó a cambiar. La oscuridad que lo cubría empezó a disiparse lentamente, y pequeñas luces comenzaron a aparecer en el cielo, como estrellas que volvían a brillar después de siglos de estar ocultas.
“Lo hicimos…” murmuró Lucas, aún sin poder creerlo.
Lía sonrió, agotada pero satisfecha. “Sí, pero fue gracias a todos nosotros.”
Max, que ahora brillaba con una luz suave, se acercó a Tom y Lucas, dando pequeños saltos de alegría. Sabía que su misión aún no había terminado, pero habían dado un gran paso.
De repente, la brújula mágica que llevaban comenzó a brillar intensamente, señalando hacia el fondo de la montaña, donde había una entrada a lo que parecía ser una cueva profunda.
“El Guardián Oscuro no era la fuente de la oscuridad,” dijo Tom con seriedad. “Pero estamos cerca.”
Juntos, el grupo se preparó para lo que vendría a continuación. La luz que habían generado les había dado una nueva esperanza, pero sabían que el verdadero peligro aún estaba por descubrirse dentro de esa cueva misteriosa.
Con Max liderando el camino, los cinco amigos se adentraron en la cueva, listos para enfrentar el siguiente capítulo de su aventura, sabiendo que, mientras se mantuvieran unidos, siempre tendrían la fuerza para enfrentar cualquier sombra.